Un poco de historia del cornelismo
Si bien los simios pensantes que quedan con vida son varios, el movimiento inspiró su nombre en el caso más popular de persecución que los medios masivos recogieron. Cornelio y la actitud heroica del investigador y científico argelino Abdelhamid Laarej, en cuyo laboratorio se dio origen a la futura especie dominadora del planeta. Cuando empezaron a hacerse conocidos los experimentos y resultados del grupo de investigación que el profesor Laarej dirigía, se desató una serie de debates y polémicas entre los estudiosos y sabios del ramo en una línea más bien ética, para acabar focalizándose en la necesidad o no de cuidar y fomentar una especie que reemplace al Ser Humano cuando éste deje de existir. Por un lado, la reacción y rechazo ante esta posibilidad que la mayoría entendió como aberrante y dislocada. Por el otro, los que vieron al Simio Pensante como una alternativa acertada cuando la especie humana se extinga para, de este modo, no dejar al planeta sumido en el completo caos sin una especie inteligente que lo habite. En estas circunstancias, el tema llegó a oídos oficiales quienes, presionados por fuerzas diplomáticas extranjeras, intentaron por todos los medios posibles de hacerse con los ejemplares que guardaba el doctor Abdelhamid Laarej para una posterior eliminación. Antes de que irrumpieran en su laboratorio, había conseguido poner a resguardo a algunos de los Simios Pensantes, lo cuales fueron enviados secretamente a científicos favorables a la preservación de esta especie. El profesor perdió la vida por poner a salvo al último simio que logró sacar de su laboratorio, Cornelio, quien, finalmente, sobrevivió y se encuentra en paradero desconocido. Dado que muchos de los involucrados directos o indirectos en la historia no son personas anónimas y que la figura del científico argelino era conocida y respetada tanto en su país como en numerosos círculos internacionales, esta historia salto a la luz pública y fue recogida por los medios de comunicación de masas. Y, como la historia se presta para la polémica y contiene todos los ingredientes para despertar curiosidad y desatar temores sociales, el tema pasó a ser de dominio público y dividió a los seguidores del caso, como en su momento lo hizo con los científicos e investigadores, en seguidores y detractores. Es cuando las revistas no especializadas intentaron definir el movimiento como un fenómeno social adolescente de pesimismo futurista y lo etiquetaron con el nombre del Simio Pensante más famoso: Cornelismo.
Sir G.
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