De la ríspidamente esculpida
Palabra sobre las incesantes
Escupideras del estragado sol,
Y que un suntuoso ladrido llame
Feroz el fuego de la resurrección:
Culminante befa de la virgen,
En tus agrestes cadenas desangras.
De las intimidades calcáreas
Cansadas de crecer en un dédalo
Con raíces al silencioso mar.
O, ablución parida del ocaso,
Eminente escapulario del espejo,
Cae sobre tus ojos como un reflejo,
Destinado a perecer entre vientres,
Colmillos de la inmolación eterna.
Photo credit: Florian Möllers for Wild Wonders of Europe |
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