Tan sólo mendigo de sangre
o abrazos silenciosos,
suicidios eternos en la mirada estrellada
por la razón perdida y cruel
que azuza los perros.
Acércate a la falsa paz,
la inservible costra del día
que purifica los cerebros del agua.
Toca a ceremonia tu lengua
y a credo tu locura.
Agarra el cuello pertinaz de la existencia
hermosa copa asesina
bebe la torpe hora acuchillada de tu lucidez
delata la promiscua comunión
del vino y la vida.
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