Apartó los largos mechones de pelo rizado de su cara, dejo caer la vela que sostenía y que había sido su guía hasta entonces. El viento azotaba cada vez más fuerte. Una lágrima escapó de sus ojos, cayendo al vacío y rompiéndose en el suelo como mil y un pedazos de fino cristal. Sonrió. Y dejó su cuerpo a merced del viento, que la hizo caer de la torre, deslizándose sin cesar como la lágrima, una lágrima pesada.
Mientras caía no dejo de sonreír, y aún conservaba esa tranquila sonrisa una vez que el cuerpo se había estrellado contra el suelo y la brillante sangre teñía el camisón. Los huesos se habían roto en mil y un pedazos y los hematomas afloraban a su inerte cuerpo como las amapolas en primavera. Pero la sonrisa aun permanecía en su boca de donde brotaba la sangre y los trozos de dientes rotos.
Silvia Rodríguez Rico nació en Valladolid en 1987 y estudia Filología Hispánica y Teoría de la literatura y literatura comparada en dicha ciudad. Es cuentacuentos y aficionada al teatro pero las letras le han perseguido desde siempre.
Ha publicado sus relatos en los fanzines riojanos Caña y Destapa Nº4, Degeneración Espontánea Nº4 y también en El Elefante Rosa, Edición Granada Nº14. Además su cuento La princesa farandulera se encuentra publicado por la Taberna Encanta en una edición especial titulada Cuéntame un cuento, con motivo de su I Concurso de cuentacuentos.
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