Me levanto temprano para poder recoger mi cosecha. Es un día feliz, doce de mis ochocientos diecinueve amigos han empezado ya a plantar fresas en las granjas colindantes. Esta parcela me llegó de la nada, un pequeño pedazo regalado que he ampliado hasta la máxima opulencia posible. Frutales, setos, canales, palacios de cristal y tractores. Los tractores no son bonitos, pero puse uno de cada color y así no se nota tanto.
Vengo regularmente durante el día para recoger mercancías y trabajar para otros, aunque casi siempre son mis amigos quienes trabajan para mí. Tengo la granja más grande y hermosa que se ha visto en ningún álbum. Ya no veo fotos de otras granjas si no tienen por lo menos seis expansiones. A veces tengo que venir cada cuarto de hora para poder cumplir las misiones de un buen granjero, pero a mi jefe del departamento de finanzas no parece importarle, creo que es porque yo le regalé su primera cabra.
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