Futuro, neblinoso
sujeto. Imperceptible para los propios egos, clarísimo para los ajenos.
Estuve esperándolo sentado en un banco de la estación,
después me tumbé, luego me dormí.
Al despertar era el pasado el que me miraba a la cara, creo
que había intentado robarme durante mis sueños de pitonisa.
Fue él quien me lo aclaró: Todos pensáis en el futuro a muy
largo plazo. ¡Idiotas!.
El futuro es dentro de un segundo.
Dicho esto, lo vi marcharse y hacerse más pequeño.
Creo que envejecía a la vez que se alejaba.
Sentado a mi lado permanecía el presente observando todos
los movimientos del anciano mendigo que se separaba de ambos paso a paso,
segundo a segundo.
¿Por qué parece tan débil el pasado? Pregunté a mi
acompañante.
Porque solo se alimenta de recuerdos.
¿Por qué se ve tan pobre? Volví a preguntar.
Porque hay mucha gente que vive de él, en él.
¿Que más sabes, amigo? Cuéntamelo todo.
Todo lo que te puedo decir me lo enseñó el pasado, incluso
lo que sé del futuro.
¿Y que sabes del futuro?
Exactamente lo que tú. Solo sé lo que nos ha dicho nuestro
ayer.
¿Y si yo desease saber mi destino dentro de algunos años?
Te diría que es una estupidez semejante a empezar a ver una
película por el final.
¿Qué gracia tendría entonces?
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