con la cabeza cuadrada
las aristas afiladas,
y correoso el jazmín.
Débil soy, y me pliego
al ruego de tu hambre lectora,
caminante de líneas
por las auroras.
Cuánto silencio nos traba el amor.
Nos garantiza el retiro,
por el pensar pensador.
Puta soy, de nívea pluma,
Puta soy, más puta sola.
Y aunque la rabia entró
y explotó sobre el tapiz,
aún aprieta la nostalgia
donde un día hundimos
la nariz.
Llevas el pelo retorcido
de pensamientos monocordes,
de silencios obligados,
de malquerencia y hastío.
No mires más mi interior
Que allí no encontraras nada
Mira esta vez tu demencia
Que todo dirá de mí.
Itou Kouichi |
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