Apagaba el teléfono por las noches
modo avión por si alguien llamaba
-fuera por error-
o enviaba un mensaje a algún antiguo grupo.
Luego dejó de apagarlo por las noches.
Más tarde dejó de encenderlo de día.
Sin dolor
lo guardó en el cajón,
bajó las persianas,
cerró las ventanas.
Esta semana el cartero sólo trajo
facturas rechazadas,
la del gas, la última pagada,
y la denegación irrecurrible
de la prórroga del subsidio.
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