Somos personas, por defecto de fábrica imperfectas, algunas más o menos indecisas,otras más o menos malas, buenas, brillantes, estúpidas... todos los adjetivos calificativos que queramos, pero ante todo somos animales, privilegiados, sí, pero animales al fin y al cabo.
Unos días pensamos en la tierra, queriendo ser algo y ganar algo. Otros días estamos en el aire, pensando en la insignificancia de nuestra vida respecto al todo y a todos.
Soy el mejor jugador del mundo y el más laureado; sí pero mi abuela no te conoce.
Soy escritor, tengo un premio Nóbel y varios de mis libros se han convertido en película; sí pero a la crítica le ha gustado más la película.
Soy el gobernante del mundo, la persona con más poder e influencia del mundo, mis decisiones se ejecutan piense la gente lo que piense; sí pero meo en la calle cuando no me ves.
Soy el tipo que escribe pensando que esto tiene algún significado, sí pero sólo tú lo eres.
Nos equivocamos, acertamos y la cagamos a partes más o menos iguales y todo lo que pensamos tiene un significado, importante, pero sólo si creemos que lo tiene; y la gente reacciona acertando o cagándola de acuerdo a lo que ellos piensan que tiene significado.
Yo pienso a veces.
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