Ya sabes, duermo solo.
Pienso en aquellos días,
cuando no dejabas de robarme.
Desde entonces
no hago otra cosa que
escribir libros sobre ti.
Si me cruzara contigo,
lo mínimo
sería arrancarte ropa,
dejarte desnuda por ahí,
y sabes que sería justo.
Un raro equilibrio.
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