A
Sonia Guerrero
maternal instincts. |
Conduje
buena parte de la noche llegando a casa de madrugada. Andrea había
insistido en acompañarme pero preferí que no lo hiciera. Deseaba
realizar solo el viaje y cerrar lo que había dejado inconcluso
antes de marchar, mucho de lo cual ya no podría hacerlo; culpas
ajenas y propias que debía subsanar, distancias que entre ambos se
habían acrecentado día a día, diferencias por posturas radicales
en ambas partes que no supimos conciliar, ¿y cómo hacerlo, si en
esos días no podía si quiera conciliarme conmigo misma? En cierta
medida, comprendía la postura que mi padre había adquirido, pero no
por ello le llegué a entender y mucho menos aceptar.
Si tan sólo hubiera escuchado mis motivos, comprendiéndome sin
pedirle su aceptación absoluta, bastando solamente con uno de ellos
para acercarnos.
Pero esos "tan sólo" en ello quedaron, en solos tan
sólo
que había expresado tantas veces en mi adolescencia.
Apagué
las luces del auto, estacionándolo fuera del garaje para bajar la
maleta de la parte trasera y dirigirme a la puerta de entrada. El
pórtico se encontraba aún iluminado, mi madre siempre lo dejaba
encendido cuando esperaba el arribo de alguno de los dos. Al ingresar
a casa debería apagarlo, la otra lucecilla estaría encendida y ella
seguramente la dejaría así. En cierta manera, yo mismo
la hubiera dejado encendida, apagando el interruptor para que la
bombilla dejara de iluminar.
Dejé
la maleta a un lado de la puerta de entrada y, depositando las llaves
del auto y de la casa sobre la mesilla del vestíbulo, me miré al
espejo; nada en particular llamó mi atención, observándome más
como instinto reflejo de un recuerdo adolescente que para mirarme con
el anhelo paternal de un cambio evolutivo que no hubo de aparecer.
-
¿Has cenado algo? –comentó mi madre a mi espalda, volteando mi
cuerpo para mirarla sentada a un extremo del vestíbulo. Ella me
observó con detenimiento y, con su gesto afable de antaño, me
invitó a acercarme-
-
No, he venido conduciendo sin parar, en realidad no pensé en ello
–contesté entre susurros al acercarme. Mientras lo hacía, me
despojé de la chaqueta que traía puesta para dejarla sobre el
respaldo de uno de los sofás y sentarme a su lado.
-
¿Cuándo lo has decidido completamente? –preguntó
-
Sabes que no es cuestión de decidirlo o no. Lo hemos platicado
muchas veces –respondí ya un tanto cansado.
-
Te quiero a vos mañana en el funeral, no a ella.
-
No te preocupes, al hacer la maleta puse un traje oscuro, uno de
chico si es lo que deseabas saber.
-
¿Y el pelo, que harás con el pelo?
-
Utilizaré gel, y sí, ya sé lo que estás observando. No te
preocupes tampoco por ellas: las vendaré. Con la camisa y el saco
del traje nadie las notará. Mañana seré el "perfecto chico de
papá"
-
No hables de esa forma. ¿Ni siquiera ahora puedes mostrar un poco de
respeto? –preguntó molesta.
-
Sabes que no es por faltarle al respeto. Me gustaría que al menos
una vez te refirieras a ella
por mi nombre.
-
Ya te lo he dicho. No la quiero mañana en el funeral, te quiero a
vos.
-
Ericka, madre, llámala por mi nombre: soy Ericka.
Esa
noche de duelo la permanecimos sentadas en espera del amanecer. Poco
más fue lo que conversamos, dejando languidecer el tiempo al igual
que los reclamos y ansiedades que ambas reprimimos. No comprendo por
qué lo hicimos de esa forma. Pudimos haber optado, ahora que
finalmente nos conocíamos, por volcar nuestras emociones la una
contra la otra, y, en lugar de ello, optamos por callar y esperar a
que el nuevo día se presentara para sepultar algo más que el cuerpo
de mi padre.
Ericka Volkova nació en México D.F. en 1982. En ese mismo año, se traslada junto con sus padres a Europa del este en donde trascurre la mayor parte de su vida, descubriendo que la sexualidad no es quien la define, pero sí quien la etiqueta. De profesión ingeniera, ha combinado su labor literaria en algunas compilaciones impresas y varias publicaciones electrónicas haciéndolo bajo distintos seudónimos. En la actualidad se encuentra desarrollando la novela autobiográfica Corvus: del azul al rosa y mantiene activo un blog sobre prosa poética con temática principalmente lésbica y transexual.
2 comentarios:
Erika, suave musa te sigo buscando.
Erika, mi musa donde estas... Marlene
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