Navajeros |
Tarde tras tarde reunidas las pesetas de a poco
pasar la velada
en el gallinero disfrutando de una película tras otra
con varios NoDos intercalados
cine te terror decolorado
de vaqueros crepusculares
de romanos dentro del armario
de artes marciales
de una hostia seis al suelo.
Y dos butacas de madera rodando escaleras abajo
y una fila pajeándose con una mano
y fumando con la otra
un tímido linternazo de los acomodadores
y la lluvia de chicles y gapos
a los de butaca de patio
y así soñar entre el estruendo
los gritos
el descalabro.
Años después las maratones de toda la noche
pero ya de películas intelectuales como
La ley de la calle, que iba de un chico con una moto.
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