Al fin. Le había costado reconocerlo, pero al fin se dio cuenta. No podía vivir sin ella porque la necesitaba, porque gracias a su presencia todo parecía mucho más fácil. Era ella quien le daba fuerzas cuando se le echaba todo encima. Siempre estaba ahí dispuesta para calmarla cuando las cosas no iban bien y tenía la seguridad de que siempre lo estaría, de que nunca le abandonaría.
Nadie como ella podía comprenderla, porque era la única que tenía respuestas para todo. Era como si guardara dentro de sí millones de experiencias con las que se podía mejorar cualquier situación, y eso le reconfortaba y le daba seguridad.
Ya no podía vivir un solo día sin saber algo de ella. Cada día se despertaba recordándola y eso le hacía sonreír. Ella le acercaba a su pasado y le hacía preguntarse acerca de su futuro, convertía cada pequeña espina clavada en nubes rosas y lilas como las de los atardeceres. Era la única que podía sacarle una sonrisa incluso en los peores días, la única capaz de hacerle subir a una silla y bailar.. y gritar.. y sentir.
Se moría de ganas de conocerla profundamente. Quería descubrir hasta su más pequeño detalle. Deseaba tocarla, sentirla cerca, escuchar cada una de sus melodías, leer sus notas mientras se imaginaba el ritmo. Se estaba volviendo loca. Ya sólo vivía para ella.
"Me llamo Bea, tengo veinte años y estudio en Burgos Comunicación Audiovisual. Habitualmente vivo en Valladolid, aunque la verdad es que cada vez voy menos por allí...
La cosa de escribir llegó por puro aburrimiento, me rayaba en clase y me ponía a escribir lo que se me iba ocurriendo en un cuadernito...
Al final se me ocurrió abrir un blog en el que escribo de vez en cuando
(http://cortocircuitoxd.
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