La sala estaba casi a oscuras, como había calculado. Intentó acomodarse lo mejor posible. No albergaba ningún sentimiento por lo ocurrido y se fue relajando. Lo que necesitaba ahora, era tomar un poco de distancia, dejarse llevar por otra historia, y así lo hizo; se abandonó con embeleso ante las imágenes de la pantalla. Su vida, daría un giro de trescientos sesenta grados en pocas horas...
Le había costado mucho esfuerzo planearlo todo, más de un día entero de idas y venidas, cavilando. Llegar hasta el cine no había sido fácil, aunque era la última sesión de un lunes, por la calle todavía personas dirigiéndose a sus casas, parecían mirarles... Sujetarla durante el camino y mantenerla en pie, como si nada pasara, le había dejado agotado, sin embargo, no se amedrentó ni un instante, sus deseos estaban a punto de convertirse en realidad.
Nunca más, le diría qué es lo que podía o no hacer.
Su madre, era la persona más fastidiosa del mundo, la única que le conocía bien y podía castigarle,darle donde más le doliera. Siempre a punto con la escopeta de los reproches cargada, con susmonsergas; comentarios malintencionados, que habían ido minando su autoestima. Desde niño la odiaba, pero dependía de ella, por eso cuando supo que su décimo era el premiado, lo decidió. Su nueva vida le esperaba y cuando se fuera del país, ninguna atadura sentimental quedaría atrás, y huérfano al fin, no daría explicaciones a nadie.
En la butaca de al lado, un quejido hondo, agónico, intentaba llamar su atención...Echó un vistazo iracundo. Una pierna ensangrentada, rozaba la suya.
-¡Muy bien, mamá! has logrado fastidiarme también la película, y ahora, ¡los zapatos! Pero será lo último...
Miró su reloj y aunque apenas distinguía las manecillas, comprobó que era la hora. Se levantó decidido y caminó hacia la salida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario