Intento utilizar algún
pretérito perfecto, aunque fracaso. Como máximo, puedo echar mano
del imperfecto, mucho menos comprometido. Aun así, poco importa,
pues ni siquiera el recuerdo se concibe en pasado. La memoria se
escribe en presente y el olvido la borra, también en presente. Todo
ocurre a la vez, a pesar de que el lenguaje se empeñe en fragmentar
el mundo para que lo percibamos de acuerdo a los tiempos verbales.
Conozco a un señor que dice ver en subjuntivo, igual que hay
personas que ven en blanco y negro. Si le preguntas cómo se siente
uno al ver en subjuntivo, siempre contesta: No creo que pueda darte
una respuesta. Si insistes, él insiste también en su imprecisión:
Dudo que sea mejor que ver en indicativo. Yo no dudo que sea mejor;
en todo caso, que sea peor. Conviene que el vaso esté medio vacío y
no medio lleno, pues los casos de personas ahogadas en un vaso de
agua suben como la espuma, incluso si se trata de agua sin gas. Quizá
sea esa, y no el cáncer, la amenaza de muerte más peligrosa en el
futuro, cuyo síntoma más palmario se manifieste a través de una
anomalía en el sentido de la vista, que consiste en remontarse en el
subjuntivo. Sí, puede que la clave esté ahí.
Ahogamiento en vaso de agua Priscilla Lumbreras Fernández |
Alba Ballesta siempre tuvo la impresión de que muchos nombres no encajaban con los objetos o individuos a los que designan. Alba Ballesta no está segura de llamarse Alba Ballesta y teme caer en la impostura. Juega a ser otras personas en un blog: http://fotogramaspsicosomaticos.blogspot.com.es/
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