El concierto de los necesarios.
Las latitudes ajenas que embelesan idiotas.
Locos, tristes, amargados.
Everglades
Los flamencos se llevaron aquel día parte de mi cuerpo
Lo arrastraron por los fangales de los Everglades
Y luego se lo dieron de merendar a los lagartos.
No recuerdo la hora que era cuando sentí tus dientes
Atenazados a uno de mis bíceps, crujientes y arrebatados.
No me muerdas ese brazo, te dije, que tengo la esperanza
De tatuarlo con el nombre de alguna princesa rusa algún día.
Te reíste, me mirabas, mordiste otra vez en el mismo lugar,
Esta vez con mas ímpetu, como en desquite a mis palabras.
La tarde pasaba lánguida y arremolinaba mis pensamientos
En torno al sol centelleante que nos abrasaba, como en piedra.
Tu piel ya no era piel, sino cascadas de sangre burbujeante,
hirviente
Y no se si era el sol que la quemaba, o eras vos deslumbrada.
Las uñas de mi mano libre arrullaban tu espalda
Era tu odio tan bruto que no pensabas en nada?
O patrullabas mi dolor pensando que nunca acabara?
Tardaste mucho en desmembrarme, las mandíbulas prensadas.
Llorabas, vi que llorabas.
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