“El eterno-femenino nos eleva” Goethe
La historia humana es
como un rompecabezas
bien encajado.
Algo así diría Leibniz
si aún viviera.
Todos nuestros actos se hallan
unos a otros
necesariamente encadenados.
Dios conoce todos ellos
tan sólo en un instante
de su clara conciencia.
Pero ¿Qué pasaría si tan sólo
faltara una pieza?
¿Qué diría Leibniz?
¿Sería el mundo acaso mundo?
No hace mucho descubrí que Dante
recorrió Infierno, Purgatorio y Cielo
porque una vez le sonrió una adolescente.
(Yo soy su testigo).
Y me da escalofríos pensar
que si en la historia humana
tan sólo faltara una sonrisa
tal vez no habríamos soñado
con viajar a otros mundos.
Entonces pienso, ¿Cuántas sonrisas,
cuántos floreceres, cuántos besos,
cuántos aleteos de mariposa bastarán
para hacer un mundo perfecto?
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