Era una pesadilla en la que trabajaba ocho horas diarias detrás de un escritorio tecleando
palabras sin fin a las que no prestaba atención. Tan tedioso pero tan vívido llegaba siempre a
ese punto en el que se tenía que decir una y otra vez que estaba soñando, hasta que lograba
abrir los ojos y empezaba a reconocer la mazmorra en la que se hallaba, con sus paredes en
piedra y sus barrotes y la dureza del suelo, al fondo los gritos de otros condenados y respiraba
con alivio al reconocer que de nuevo estaba en el infierno.
Mi nombre es Diana Sánchez Gómez. Soy de Bogotá, Colombia. Modelo 80. Politóloga oficial –con título- desde hace cuatro años. Trabajo y eso es lo que importa. He publicado en diversas páginas, algunas bajo el seudónimo de Young-Mouffe, que ya no tiene sentido usar porque ya no temo.
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