El juego continúa, y cuentas hasta que te duelen los dedos de los pies.
Formulas tres deseos a tu lámpara mágica y resucitas de tu coma post-noches-de-vicio en un ambiente demasiado cargado.
Escupes sangre y derrochas nostalgia verde por los poros de la piel.
Fumas demasiado y a veces llama a la Parka para que te encuentre entre las sábanas de la cama de tu cuarto.
Te has elevado al tercer nivel del inframundo y caminas descalzo sobre las cenizas del mortuorio.
¿Quién existe y qué es un juego?
Entonces llega y se desvanece en el aire, y murmura, y murmura.
Nadie parece escucharlo, hasta que llegan con cascos que-oyen-lo-inaudito y se formula el cuarto deseo de la noche .
Me olvido de todo a lo que he llegado y grito que cantes una vez más.
Procedes a bailar mi agua avainillada y las constantes vitales parecen desvanecer esta vez.
Tranquilamente humedeces los ojos y desvarías un tanto por ciento de mi vida.
Llegas y tocas, tocas y llegas, lo nublas todo y no queda nada, cuando antes no había nada.
Vuelve el insomnio, pero esta vez distinto. No hay protagonista que provoquen ojos abiertos y pupilas dilatadas.
Hay un presentimiento de que algo llega y no sabe ni siquiera volar.
Formulas tres deseos a tu lámpara mágica y resucitas de tu coma post-noches-de-vicio en un ambiente demasiado cargado.
Escupes sangre y derrochas nostalgia verde por los poros de la piel.
Fumas demasiado y a veces llama a la Parka para que te encuentre entre las sábanas de la cama de tu cuarto.
Te has elevado al tercer nivel del inframundo y caminas descalzo sobre las cenizas del mortuorio.
¿Quién existe y qué es un juego?
Entonces llega y se desvanece en el aire, y murmura, y murmura.
Nadie parece escucharlo, hasta que llegan con cascos que-oyen-lo-inaudito y se formula el cuarto deseo de la noche .
Me olvido de todo a lo que he llegado y grito que cantes una vez más.
Procedes a bailar mi agua avainillada y las constantes vitales parecen desvanecer esta vez.
Tranquilamente humedeces los ojos y desvarías un tanto por ciento de mi vida.
Llegas y tocas, tocas y llegas, lo nublas todo y no queda nada, cuando antes no había nada.
Vuelve el insomnio, pero esta vez distinto. No hay protagonista que provoquen ojos abiertos y pupilas dilatadas.
Hay un presentimiento de que algo llega y no sabe ni siquiera volar.
Alba, 19 años.
Desde pequeñita me encantaba escribir cuentos, siempre con un toque incoherente, la verdad.
Con el paso de los años y de la propia mente, todo se puede decir que va cambiando, menos los gustos.
Escritura y fotografía, ahora mismo, inundan todos los días un cachito de mí y del tiempo.
La verdad que me encantaría dedicarme a esto, es un vicio y una manera perfecta de expresar todo lo que guardo.
Desde pequeñita me encantaba escribir cuentos, siempre con un toque incoherente, la verdad.
Con el paso de los años y de la propia mente, todo se puede decir que va cambiando, menos los gustos.
Escritura y fotografía, ahora mismo, inundan todos los días un cachito de mí y del tiempo.
La verdad que me encantaría dedicarme a esto, es un vicio y una manera perfecta de expresar todo lo que guardo.
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