Empapado de el sudor
en largas noches de insomnio,
tentado por el demonio
me acuerdo de ti, Señor.
El pecado me atrae, yo lo repelo,
la sábana a mi cuerpo se pega…
A veces a mis oídos llega
tu voz diciendo: ¡Lucha Alberto!
Pero yo no puedo luchar
y pecar… ¡tampoco quiero!
Así que impotente me veo
en medio de la oscuridad.
Señor, infinita es tu bondad
y loable tu ternura,
líbrame de esta amargura,
líbrame, por caridad.
©Alberto Vidal
Escrito a los 15 añitos,
cuando estudiaba en los jesuitas, en Logroño, 1971.
Escrito a los 15 añitos,
cuando estudiaba en los jesuitas, en Logroño, 1971.
2 comentarios:
Qué angustia, madre.
qué bueno!
(pero peca, hombre, peca...)
Publicar un comentario