domingo, 30 de diciembre de 2012
II Recorrer la ciudad hasta un lugar. Miguel Gómez Villarino
No tenemos la alegría aquí, de acuerdo, pero tenemos
una desesperación a la que dar forma al menos;
no a una felicidad razonable sentada
a la mesa
otra noche más,
su sitio está vacío hoy otra vez
y otra vez la esperábamos ver llegar
en vano;
la belleza se ha ido encadenando
en mis oídos mientras tanto
como siempre me pasa
en los momentos más inesperados
como por arte de magia;
navegando a través de los libros
más que leyéndolos,
Sentado ante esta mesa como uno
que estuviera encadenado a galeras;
huyendo de las calles, pero a otras
calles distintas
y luego a otras a su vez...
Arrojarme a las calles es de lo poco que aún
consigo hacer;
ponerme a mí mismo en ellas, para ser exactos
y luego que algo me empuje a andar...
Consumo el día entero en esperar un solo momento;
Ahora no sé si temer más a la felicidad o a la desdicha;
una conversación conmigo mismo, en la que de vez en cuando
entra alguien;
Detrás de una palabra durante meses
igual que detrás de una chica, y cuando
ya abandonabas, viene a ti;
una palabra detrás de otra palabra
y pueden causar tanto dolor, tanta ilusión;
un optimismo desenfrenado, una
desesperación sin control...
Quisiera llenar las horas con todas las cosas con que
lo hacíamos antes...
Me preocupa el tiempo que me espera hasta el futuro
lo que me queda por llegar hasta ese entonces,
pero mientras llega y no llega tengo que vivir;
recorrer la ciudad hasta un lugar sólo por una
canción
recorrer el país, el continente, hasta un lugar
por una chica;
Verles equivocados y no sacarles del error
a todos los otros que hablaban en aquel bar; aquella noche
como si todo tuviera sentido sólo cuando yo
no estaba allí
sábado, 29 de diciembre de 2012
Bukowski. Florentino Gutiérrez Gabela
La vida siempre fue una mala perra
una vieja borracha sucia
y maloliente
por los oscuros callejones
de los arrabales
ahí estás de trotamundos
y aún consideras
que es agradable ser Bukowski
no hay nada que discutir
sobre este sórdido argumento
de la literatura
la soledad no es la peor cosa
ni los bares
ni las apuestas
ni las putas de las aceras sonriéndote
has peleado a la contra
con toda la desesperación
y has envejecido
con una multitud de héroes ignorados
por esa maldita cosa de la poesía
te imagino aún
con el cigarrillo colgando de los labios
maldiciendo al dios de las dos caras
o buscando tu alma
por algún cuarto de alquiler.
Florentino Gutiérrez Gabela.
Lugar y año de nacimiento: (León - España) 1953.
Tiene poemas publicados en revistas virtuales, entre otras: Letralia, Destiempos, Gibralfaro, Palabras Diversas, Remolinos, Revista Cultural Almiar Margen Cero.
Varios libros publicados de poesía: La Ciudad de los Lenguajes, Alba de Otoño, Los Paisajes Oscuros y Vivir no es una Utopía. (Editorial Visionlibros).
Pertenece al Directorio de escritores R.E.M.E.S.(Red mundial de escritores en español).
Cinco Guerreros. Gonzalo Salesky
Llegaremos a Brasilia en dos horas.
Nos aprestamos para la gran batalla. Hace décadas que la opresión
viene forjando nuestro deseo de luchar y de ser libres.
Ajusto mi cinturón y me preparo para
el lanzamiento. Mis cuatro compañeros de cápsula están listos.
Alfa 9810 tiene los ojos cerrados, quizá por los nervios, quizá por
la emoción. Es su primer vuelo fuera del continente. El resto de
nosotros tiene algo de experiencia, pero no más valentía.
Mi nombre es Beta 4791. Nací el día
doce del primer mes de 2083 en la base europea Esperança, cerca del
país que antes llamaban España. No tuve la suerte de conocer a mis
padres. Tal vez ellos también estén viajando en alguna de las miles
de naves que nuestro Líder ha enviado hacia el Imperio.
Allí, no nos esperan. No conocen
nuestras nuevas armas. Ni siquiera saben de nosotros, encerrados en
sus enormes burbujas, distraídos por sus pantallas, alienados por
sus medios de comunicación… no imaginan que vamos a invadirlos.
*
En mi infancia escuché una hermosa
leyenda. Relataba la cruzada de grandes hombres, que liberaron
Eurasia de un oscuro tirano.
La comparto para animar a mis
compañeros. Delta 0462 me asegura que la historia es cierta y que
ocurrió hace unos doscientos años. ¡Doscientos años! ¿Será así?
Ojalá recuerden esta gesta durante tanto tiempo.
Por ahora, no sé nada de Gama ni de
Omega. Ni sus números de serie, ni su edad... Pero en sus rostros
veo el mismo maltrato que hemos sufrido como pueblo.
Pese a todo, pudimos adaptarnos.
Siempre lo hicimos. Estamos decididos a ser libres. Acabo de cumplir
dieciocho años y nunca pude decir lo que sentía. Me acostumbré a
hablar en voz baja, a no mirar a los ojos, a callar, a no pensar
distinto.
Con Alfa fuimos compañeros de
escuela-cárcel. Doce años completos levantándonos de noche,
picando roca, limpiando el excremento de nuestros dictadores de
América del Sur. Setecientos metros bajo la superficie, casi sin luz
ni agua, con poco aire…
La esclavitud ha moldeado y templado
nuestro espíritu. Así, aprendimos a compartirlo todo. No lo que
sobraba, lo que faltaba y apenas alcanzaba.
Día tras día, creció en nosotros el
sueño de libertad.
*
Pasan los minutos y siento que mi
traje me ajusta bastante. Acostumbrado a la escasez, llevo pocas
provisiones. Sólo guardo dentro de mi ropa una foto-móvil de mi
futura esposa, que una y otra vez me saluda y alienta. Eso me hace
más fuerte y me asegura que esta guerra… esta guerra valdrá la
pena.
Seguimos volando, cada vez más
rápido, en una de las naves que la Resistencia ha lanzado rumbo a la
capital del Imperio Suramericano. Aquí, como en las otras, hay cinco
guerreros dispuestos a todo, uno de cada raza europea. Kilómetros y
kilómetros de orgullo y valor me rodean.
En este momento, en mi pantalla-facial
aparece la imagen de nuestro Líder, que nos repite, con voz serena
pero firme:
VAMOS POR TODO. QUEREMOS SER LIBRES...
VAMOS POR TODO. QUEREMOS SER LIBRES...
VAMOS POR TODO. QUEREMOS SER LIBRES...
Con la tranquilidad del que es capaz
de dar la vida por lo que ama, me recuesto sobre la ventana que
muestra las estrellas y trato de descansar un poco.
*
Sólo faltan cuarenta segundos para
llegar. Me siento feliz. Veo a través de mi casco que la batalla
final ha comenzado. Y estoy seguro… la victoria será nuestra.
¡Viva la Gran Eurasia! ¡Viva!
Cinco guerreros - Finalista del II Premio de Relato“Taller de Escritores” (Barcelona, España)
miércoles, 26 de diciembre de 2012
A la diva. Esgarracolchas
Llámalo justicia
Machácame de veras
golpea lo más duro
que seas capaz
nada importa
te quiero
escúpeme
sácame los ojos
te gusta, dilo
paséame desnudo por
avenidas de naranjos
no me rendiré
te quiero más
te adoro mucho más
arrástrame por
caminos sembrados de cardos y desprecios
fornica en mi
presencia con uno, con dos… con mil
ríete de este
desgraciado
rompe mis cartas
fustígame
ignórame
destrípame
pinta con mi sangre
un corazón sobre el cemento mientras sonríes
te amo más
mucho más.
Así seguiré hasta
que te agotes de tanto odiarme
hasta que
desfallezcas de ignorarme
así seguiré hasta
que tu corazón languidezca
hasta que tu
armadura pese demasiado
te haré sentir
dichosa
única
te enseñaré que el
amor es grandioso
nada es comparable
sabrás lo que
significa vivir para otro
no desearás que nos
separemos nunca
cuando brote una
lágrima de amor hacia mí
cuando tu alma adore
mi valentía y mi tesón
cuando el veneno
esté dentro
entonces te
abandonaré
solo entonces sabrás
lo que tantos sintieron por ti
te guiaré por la
agónica senda del desprecio
hasta el prado
quemado de la frustración
no soy ningún santo
soy la venganza a tu
desdén enseñándote modales
yo soy quien mancha
la noche de negro con su negrura
No hay desengaño. Erebus
Una lágrima por la mejilla,
los ojos cerrados,
los abrí antes y me arrepiento,
si cerrarlos es soñar,
y el sueño es bello,
por mucho que sea irreal,
prefiero morir en la celda de mi reino,
que mojar el suelo con una lágrima más.
domingo, 23 de diciembre de 2012
La Noche. Amancio de Lier
Firmamento
gotea
perfil
difuso el otoño,
hojas
de arboles.
naufragio
en que partimos
la
luna viene
cuando
se extienden las piedras;
paisaje
doy un tropiezo,
lleno
de nubes el parque.
un
ilegible otoño,
las
frondas rompen crisálidas.
el
crecimiento de yeso en la pared
afectada
por inscripciones
apenas
quedan arboles.
jueves, 20 de diciembre de 2012
El desengaño primigenio. Erebus
I. Las fuentes.
Según recientes
investigaciones, llevadas acabo por los sabios de la Academia de
Historia Arqueológica de Francia, el desengaño está casi en la
misma sustancia de la que estamos hechos. Arrojan este sorprendente
resultado, a la luz de ciertos pergaminos hallados en tierras
semitas, que parecen narrar una versión hasta ahora desconocida del
Génesis bíblico. En esta se descubre que aquellos hombres ya
poseían una visión metafórica de la realidad bastante
desencantada.
No nos ha llegado el
nombre del escritor, poeta, profeta o autor de dichos pergaminos, si
bien se puede considerar bastante afortunado el mero hecho de
haberlos encontrado. A continuación y en exclusiva, trasladaré el
contenido de dichos pergaminos, a los que he tenido acceso en mi
última visita a la sede de la Academia en París.
II. Un Génesis muy
diferente.
En la Eternidad sin
tiempo antes de la Creación, nada había más que Dios y su Gloria.
El Infinito era su morada y la única luz que existía estaba en su
Ser.
Entonces decidió dar la
luz al Infinito, y así fue creado el mundo.
Creó a continuación
mares, cielo, estrellas, Sol, nubes y tierra y pobló toda su
extensión de criaturas que le agradaban, y vio que era bueno.
Creado estaba el mundo,
desde las altas montañas y las colinas cubiertas de hierba verde y
musgo hasta el último arroyuelo del último confín, pero vio que
algo faltaba, y así concibió crear al hombre.
Quiso crear al hombre y a
la mujer a su imagen y semejanza, pero pensó que algo estaba mal.
Pensó el buen Dios que un simple paraíso terrenal y una vida
ilimitada no serían suficiente para calmar el dolor que surgiría en
su nueva criatura al verse desprovista de casi todos los poderes y
capacidades de los que el propio Dios gozaba. Viendo que la razón
que iba a implantar en su creación iba a ser un peso excesivo para
su alma y su cuerpo, resolvió que vivirían en el paraíso terrenal,
protegidos de los dolores del mundo exterior, y desprovistos de ojos
y oídos, pudiendo sólo percibir de la manera más primitiva
posible; mediante el tacto, el gusto y el olfato.
Pensó el providente Dios
que bastaría hacer que el hombre se viera inmerso en un mundo de
oscuridad y silencio para que no lo atormentaran horizontes
imposibles de traspasar, ni le causara desdicha alguna el sonido
repetido mañana tras mañana del pájaro cantando al invisible alba,
y así obró en su infinita sabiduría.
Adán y Eva, los dos
primeros seres humanos fueron creados por Dios de su propia materia y
puestos en el Paraíso para que disfrutaran una vida eterna repleta
de dicha.
III. La vida en la
dichosa oscuridad.
Tal y como Dios había
designado, Adán y Eva fueron inmensamente felices en el Paraíso, y
nada conseguía empañar esta dicha. Vivían en un mundo oscuro y
carente de todo sonido, pero con esta carencia, habían ganado una
unión entre ellos, con la naturaleza y con Dios como si aún
siguiesen en su Eterno Regazo. De hecho, eran como niños en el
vientre de su madre. Conocían el tacto y el olor de todas las cosas
buenas del mundo, y eran puros e inocentes, hasta cuando sus manos
tocaban el cuerpo desnudo del otro. Nada había que pudiera hacerles
daño o mal en tal estado, salvo una cosa...
IV. La auténtica
naturaleza del Árbol de la Ciencia.
Con todo, había una cosa
que Dios había ocultado por su bien a Adán y a Eva: el Árbol de la
Ciencia. Para que no pudieran llegar a éste y a sus frutos, lo había
puesto en lo alto de una montaña con un pico casi inaccesible.
Allí, en ese lugar
remoto frío y hostil, se encontraba erguido aquel árbol verde y
frondoso que daba sus frutos ajeno al entorno en el que se hallaba.
Su copa señalaba hacia
lo más alto desde la cima, al hogar de Dios, donde los humanos
tenían prohibido habitar.
Mas un día, el espíritu
que un día se reveló contra el Creador, se apareció a nuestros
primeros padres en forma de corriente de aire, y arrulló en sus
corazones palabras que no conocían y les incitó a seguirlo hasta el
final de la corriente. Así es como paso a paso, se fueron acercando
al árbol sin que ningún obstáculo pudiera impedírselo. Subieron
al final a la montaña, y la corriente se detuvo en el momento en el
que las manos de Eva y Adán se posaron sobre los suaves frutos del
árbol prohibido.
V. El final de la Edad de
Oro.
Nunca llegaron a
plantearse con su inocencia si aquello estaba prohibido, pues sus
corazones eran puros y Dios nunca les había hablado de aquel sitio.
Comieron de los frutos
del árbol como hubieran comido de cualquier otra cosa, y por cierto
que les parecieron deliciosos, pues comieron con fruición aquella
sabrosa carne que nunca antes habían probado.
VI. El principio de la
nueva era.
Tan pronto como
terminaron de comer, el fruto hizo sus efectos. Les salieron ojos en
la cara y orejas en la cabeza. Atónitos y asustados por primera vez
en sus vidas, contemplaron desde la cima de la montaña su feliz
morada, y vieron como el dedo de Dios salía de una nube señalando
al Edén, y como este se transformaba en cuestión de un instante en
un desolado desierto, y el pico de la montaña en la que se hallaban,
en un pedrusco en mitad de la nada.
Oyeron por primera vez la
voz de Dios, que les decía que ya que habían elegido aquel camino,
iban a conocer lo que era el sufrimiento. Ahora se sentirían
afligidos por los sentidos, y la muerte estaría presente en sus
vidas, que tendrían que ganarse con esfuerzo y dolor.
Atribulados, con pena en
el corazón, con el recuerdo del Paraíso aún presente, y con un
futuro tan incierto como el horizonte que ahora podían ver,
empezaron a andar cabizbajos a buscar el primer sustento y el primer
cobijo de sus vidas. La dicha y el reposo de la oscuridad y el
silencio ya sólo se encontraría en sus sueños. Ya nada sería lo
mismo, lo perdido jamás se podría recuperar, y sólo quedaba como
opción tratar de emular con ingenio la dicha que un día les
perteneció. El desengaño y las ganas de burlar a la muerte y al
dolor serían ya su herencia para siempre.
Tras el pseudónimo Erebus, se parapeta Marco Portillo, burgalés licenciado en filosofía sin título, misántropo universal atrincherado a muerte en su casa, escritor a ratos y colaborador ocasional de esta humilde manque enjundiosa fanzine.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Aquella tarde de circo. Eva María Medina Moreno
Me
estaba meando, necesitaba ir al servicio. Me escabullí por debajo de
los asientos buscando el lavabo. Entonces descubrí que el que hacía
de león se fumaba un cigarrillo con la princesa rusa, a la que
echaba el humo a la cara y cogía por la cintura; princesa,
barriobajera, que acababa de hacer acrobacias encima de los
elefantes. La cabeza de león estaba en el suelo, al lado de ellos.
Iba a preguntar cómo ir al servicio, pero antes de hacerlo oí un
«quítate niño» de uno de los payasos que discutía con el
presentador, quien a su vez estaba comiéndose un bocadillo de
chorizo y se limpiaba la grasa en la capa negra brillante. Aquello
fue peor que enterarme de que los reyes eran los padres, peor que si
se hubiera descubierto que la bella durmiente se drogaba, que el hada
madrina y el príncipe eran amantes, y que la madre de Bambi había
fingido su muerte para librarse del hijo.
Todo
el encanto del circo se desplomó; el hombre-bala, el domador de
leones, los equilibristas, los payasos. Toda esa magia. Había algo
obsceno en el descubrimiento. El mal olor de los animales, las
cagadas de los elefantes, el chihuahua del domador ladrándome, el
domador escupiendo, sin hacerme caso. «El servicio, por favor». Y
la mirada diabólica del payaso triste. Me meé encima.
No
quise volver al circo. Mi madre nunca supo el porqué. Creo que fue
desde ese día que empecé a bucear en el mundo real, con maquillajes
descoloridos, y sin las máscaras de la infancia. El mundo del circo
estaba podrido, la vida estaba podrida. Era como pasar a otra
dimensión, en una edad en que querías aferrarte a los sueños, en
que confiabas en un mundo fantástico, aunque supieses que no
existía.
Aquella
tarde se me cayó la carpa encima, todavía no me la he quitado. Hoy
voy con mis hijos al circo y rezo para que no les entren ganas de
mear.
Córvido. Eva Gallud
anudas
las patas de mis pájaros
los cebas
con tinta de plomo enrojecida
les coses
pequeños huesos de ciervo a las alas
y aun así
esperas que vuelen
si por una vez observaras
a la muñeca de plumas
sabrías que tiene el cráneo roto
se le escapó la jaula
por los ojos
en el hueco de la espalda
guarda el esqueleto de un búho
no es por descuido
solo una tendencia —adquirida—
a guardar
cosas muertas
Algunas amigas, que quizá nunca lo fueron. José Manuel Vara
La cocaína entra por la nariz
a una velocidad directamente proporcional
a la que experimentan algunas personas al morirse
sin enterarse apenas
de que han existido...
o lo que viene a ser lo mismo:
un libro inacabado,
una mierda de perro sin recoger,
una carta sin sello ni remite,
una llamada telefónica sin respuesta,
un beso desesperado
en las mejillas de un cadáver,
un disparo de una pistola de fogueo,
un abrazo de una persona que te odia,
una mirada perdida de un ciego,
un aborto de una mujer de más de 40,
un feto gritando a su madre:
"¿por qué me dejaste morir?"
"madre, madre, madreeeeeeeeeeeeeee,
yo confiaba en ti...
no existía nada más para mí,
¿por qué me dejaste morir?"
Sí,
una pausa para pensar,
éste es el puto poema dedicado a algunas amigas
que quizá nunca lo fueron,
pero para las que siempre estuviste ahí,
escuchando,
consolando,
queriendo;
es increíble pararse a pensar por un minuto
lo sola que debe sentirse alguna gente...
...tal vez esas amigas,
que quizá nunca lo fueron.
martes, 18 de diciembre de 2012
VIEJAS GLORIAS: CARNAZA PARA BUITRES (O POR QUÉ COÑO TODAVÍA NO HEMOS DENUNCIADO A DISNEY POR HABER ENGAÑADO A TODA UNA GENERACIÓN DE MUJERES). Ana Patricia Moya Rodríguez
Ojos brillantes y sonrisa de satisfacción en Alicia
cuando, eufórica, escapa al bosque:
corretea por los senderos, acogida por la sombra de los
árboles,
saluda, coqueta, a las ardillas y a los pájaros de sus
ramas,
explora las madrigueras, anhelando un encuentro
con el simpático conejo blanco y su reloj dorado de
bolsillo,
se tumba al sol, cerca del riachuelo
pero pronto aparecen los guardianes,
y Alicia se ve acorralada por dos enfermeros y un
frívolo doctor
que someten su alma risueña a una camisa de fuerza…
Pobre Alicia.
El
diagnóstico: alucinaciones paranoides, desequilibrio mental.
Porque
los enormes conejos que tocan la trompeta
y
los gatos traviesos e invisibles no existen.
Porque
ella no fue testigo de la muerte del último dodó.
Porque
su imaginación concibe gusanos fumadores de opio.
Porque
el ritual del té y las pastas comienza a las cinco de la
/ tarde.
Porque
una monarquía desalmada de aficionados a rebanar
/ pescuezos
es
una visión surrealista.
Pobre loca.
Y
Alicia se rinde, sumisa: se deja arrastrar por sus captores,
asume
la medicación psiquiátrica recomendada,
¿pero quién podría asegurar que Alicia estaba tan
mal de la
/ cabeza?
Simplemente le afligía habitar
entre la contaminación atmosférica,
comida basura, primas de riesgo,
príncipes y princesas desleales,
hipotecas, miserias,
y poetas nihilistas.
Y por eso, el corazón se refugió en su realidad.
Dios
te bendiga, Alicia.
Dios bendiga a los locos.
Me voy de este cuento. Begoña Leonardo
http://greenweddingshoes.com/the-story-of-cinderella/ |
Cántame la canción que nos libere
y cuéntame un cuento.
Uno donde nadie se acomode,
donde el amor venga lento
detrás del respeto.
Pasos que acaricien
la alegría de alcanzarte
que suave se apoderen de la risa
de la melodía de ser libres
y completos.
Tú me contaste uno antiguo,
rancio y verde.
La condena,
que enloquece a cenicienta
¿dónde están las perdices, que no quiere la princesa?
Yo no quiero un príncipe encantado
quiero encantarme con el príncipe…
Me voy de este cuento,
hay un tren a las diez.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Pasa la vida, pasa el amor. Cecilio Olivero Muñoz
PASA
LA VIDA
PASA
EL AMOR
Pasa
la vida, pasa el amor
como
un autobús incierto,
me
pesan los días,
me
pesa la tarea austera,
me
pesa el lastre de ser estorbo,
me
pesa el pasado.
Quisiera
revolcarme
en
la cima de la fiesta,
quisiera
tener aventuras
aunque
sean desde el ascensor.
Me
divorcié siendo un tardío
treintañero
con deudas,
cuando
las pague todas
seré
un cuarentón cansado,
cansado
del austero vivir
para
pagar,
cansado
del encierro solitario
por
orgullo,
deudas
que no disfruté yo
y
con el sudor de mis padres pago,
no
dispongo de gallera,
ni
de espolón de gallo de pelea,
dispongo
de mí mismo,
más
no se puede pedir.
No
creo en la violencia,
aunque
muchos
me
la hayan despertado.
Creo
que el hombre es bueno
pero
tres cosas le envilecen,
la
opresión, la vulgar economía
y
de la otra prefiero no hablar.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Charlotte. Rafael Indi
"Algún día las hormigas cobrarán su venganza", decías,
mientras contaba las vueltas de aquel tiovivo.
Así pasábamos las noches,
peceras de marionetas hundidas
en mitad del Raval,
el único lugar donde los escotes
creen en Dios a su manera.
Después de tantos años
sigo aprendiendo de memoria el papel impuesto:
jugar a ser la muerte roja
en fiestas de guardar y quemar.
Tantos años intruso de la gran mascarada,
secreta bajo altos techos
y escaleras de nácar.
Tantos años sin saber
que eras la mujer de ojos verdes
en aquella canción de Nacho Vegas,
esa que ofrece agua de mar
como remedio a la sed.
secreta bajo altos techos
y escaleras de nácar.
Tantos años sin saber
que eras la mujer de ojos verdes
en aquella canción de Nacho Vegas,
esa que ofrece agua de mar
como remedio a la sed.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Cabalgas Tormentas. Orlando Santana García
Cabalgas tormentas
en cielos de incienso
respiras ozono
pisando cometas
desmontas el puzzle
los dados del tiempo
reclaman los cielos.
Recitas poemas
quemando odiseas
alimentas quimeras
de ayeres en quiebra
zozobras al blues
destilas tinieblas
de jazz y cenizas.
Más del autor en: Orlando Santa García
martes, 11 de diciembre de 2012
Espejo de decepciones. Aleqs Garrigóz
El espejo es un cinescopio que proyecta
diarias fotografías de mutilaciones,
angustias y ansiedades rutinarias,
sueños impedidos, máscaras de horror,
ternuras y felicidades frustradas,
gestos crispados y duros,
gélidos ademanes de estatua,
ojos abiertos como insomnes,
labios de piedra que no dicen nada,
manos grises que se alargan…
para apresar el aire que falta.
Nicola Ranaldi |
ALEQS GARRIGÓZ (Puerto Vallarta, México 1986). Autor a la fecha de una decena de títulos de poesía. Premio de Literatura Adalberto Navarro Sánchez 2005, otorgado por la Secretaria de Cultura de Jalisco. Premio de Literatura 2008 de la municipalidad de Guanajuato. Periodista cultural. Ha publicado poemas en diversos medios impresos y electrónicos de México e Hispanoamérica.
Oficio. Vicente Muñoz Álvarez
piénsatelo bien
antes de elegir
este oficio
llegado a cierto punto
no habrá ya
marcha atrás
pasarás todas
las fases
de una cruda adicción
embriaguez
resaca
mono
penuria
y pagarás
a cambio de la escritura
un alto precio
doy fe
ahora
sigue
el camino
antes de elegir
este oficio
llegado a cierto punto
no habrá ya
marcha atrás
pasarás todas
las fases
de una cruda adicción
embriaguez
resaca
mono
penuria
y pagarás
a cambio de la escritura
un alto precio
doy fe
ahora
sigue
el camino
lunes, 10 de diciembre de 2012
Poesía en el Ático + Carne de Roble. Sergio Rioja
Me dijiste que no tenía coraje
para ser una persona
que se oponga a la luna.
Me dijiste que era demasiado tarde
para volverte loca
para descifrar runas.
Me dijiste que aquel bosque que apagué
floreció hasta las copas.
Tu acción no quedó nula.
Me dijiste que usase mi propio arte
para ser supernova,
orientarme a la cuna.
Yo te dije que no era el amo de mi carne.
Que ella se dirigía sola
camino de la tumba.
sábado, 8 de diciembre de 2012
Presa en Libertad. Julen Mateo
Lucía,
inmersa en la oscuridad que le proporcionaba el diminuto cuarto de
apenas cuatro metros cuadrados exento de ventana, lejos de venirse
abajo por lo incómoda de la situación, sonreía en silencio. Ahora,
por fin, pese a encontrarse presa, se sabía en libertad. Había
puesto fin al doloroso yugo que durante años había venido
atormentándole.
Todo
había ocurrido demasiado rápido. Apenas
cinco horas antes, se encontraba aterrada, en el mismo rincón de
costumbre, esperando la brutal paliza que su marido tenía a bien
propiciarle tras uno de sus numerosos escarceos nocturnos, donde, por
efectos secundarios del alcohol ingerido, transformaba la superficial
amabilidad en un ogro de difícil contención. Pero esta vez,
postrada en su lugar habitual de tortura, había llevado consigo el
cuchillo más grande que tenía en la cocina. Cuando Ernesto, que así
se llamaba su marido, se dirigió a ella para regalarle su dosis
etílica de trato especial, fue recibido con el filo helado y
cortante que, con aire decidido, atravesó su corazón, llevando con
ello a una muerte rápida a su agresor.
Con
el cuerpo cubierto en sangre situado a sus pies, Lucía llamó a la
policía para transmitir su buena noticia. Ella solita había acabado
con sus pesadillas de una puñalada mortal. Apenas quince minutos
después, esposada, emprendió el camino a los calabozos. Lejos de
acompañarse de una angustia por la recientemente adquirida viudedad,
una amplia sonrisa se intuía en su cara. Sonrisa que reflejaba la
alegría por la libertad adquirida.
viernes, 7 de diciembre de 2012
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