Siento
la leve ruptura de mi cuerpo
horadando
la tierra
que
nos abriga,
el
esparcir de las semillas de luz
en
la guillotina de este tiempo,
tiempo
que es premonitorio
tiempo
que a su vez es un anodino vuelo
hacia
la frontera del horizonte,
allí
donde estas bocas hastiadas
serán
saciadas con el maná
allí
en el júbilo de las sombras
en
la sosegada demora
de
este nuestro ser,
siento
la leve ruptura de las olas
y
corrientes submarinas
me
arrastran en una eterna deriva
hasta
el talud mental
donde
el niño de mi mirada
es
una odisea luminosa por acontecer.
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