Beberse un litro de agua fría
Y tragarse con él la quemadura que provoca
en la garganta
y dejarse caer
después
sobre la colcha,
aun sudando y respirando
a trompicones
y comprobar, que
cuando ya no quedan fuerzas,
seguimos pensando en lo mismo.
En matar a alguien o seguir amando a otro.
En los putos deberías que hace años ya
venían a joderte los días menos tristes
o quizá, pocas excepciones,
en lo que podríamos llamar un sueño,
ya sea emular a Armstrong, comprarse
un i-phone rosa de ocho gigas o sentarse
en la acera, bebiendo una cerveza,
a mirar cómo dos idiotas
se lían a hostias porque sí.
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