Interior de una habitación oscura, medidas imperfectas se retratan entre muros equidistantes.
Parpadea la luz de la vela intermitentemente, ondulante y llamativa.
Pesa la cera que se desliza ahora convertida en líquido amniótico del calor.
En el exterior aún quedan rastros de vida y luz, en plano fijo, durante minutos nada pasa inadvertido del ojo de párpados estáticos.
La música que suena se balancea lánguida y ceremonial por el habitáculo mientras que el tic-tac de un reloj suena en segunda voz.
Dentro de este universo se reflejan figuras contorsionistas en una amplia escala de grises que desembocan trágicamente en la oscuridad, danzan sobre las paredes y se esconden debajo de los muebles atraídas por el desvanecimiento y el fin de su existir.
Rara realidad desembocada como tormenta de arena y difícil de contrastar desde un sitio tan pequeño.
Sin vistas a ningún lugar más que a la imagen de la calle, siempre la misma y en el mismo devenir.
Mi nombre es David Gutiérrez, soy un joven inquieto apasionado de la fotografía (en este caso son dos fotos tomadas con cámara Lomográfica) y de los textos y canciones deprimentes, oscuros y con un toque creepy.Os envio mi texto y fotos que he titulado Through a polished glass ya que para mi el imsomnio es pasarte toda la noche mirando por la ventana escuchando a Bowie.
1 comentario:
Delicado,sinuoso como un cigarro sin boquilla, aspero como un trago de tequila y efimero como yo.
Gracias por perecer tan bien.
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